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COHERENCE (2013). CROMATISMO MULTIVERSAL

Foto del escritor: antonio mateosantonio mateos


  • Director: James Ward Byrkit 

  • Guion: James Ward Byrkit 

  • Reparto principal: Emily Baldoni, Maury Sterling, Nicholas Brendon, Elizabeth Gracen 

  • Duración: 89 minutos 

  • Temática: Realidades paralelas, física cuántica, ciencia ficción psicológica 

  • Compositor: Kristin Øhrn Dyrud 

  • Fotografía: Nic Sadler 

  • Productora: Bellanova Films 

  • Distribuidora: Oscilloscope Laboratories 

  • Estilo visual: Minimalista, cámara en mano, estética de thriller psicológico 

  • Inspiración: Experimentos narrativos y de improvisación, influencias de la ciencia ficción de bajo presupuesto, y exploración de la teoría de multiversos y paradojas cuánticas. 



En su núcleo, Coherence nos sumerge en el vértigo de la incertidumbre, un reflejo de nuestras propias vidas donde cada decisión, cada minúscula acción, puede desencadenar un cúmulo de posibilidades que nunca podremos abarcar por completo. James Ward Byrkit no solo juega con el concepto de los multiversos; lo convierte en una alegoría íntima de nuestra constante lucha con el "y si". En este relato, el azar deja de ser un actor neutral y se transforma en un tirano que nos empuja hacia realidades que, aunque similares, nunca serán la nuestra. 


La película sigue a un grupo de amigos atrapados en una noche que parece desmoronarse como un castillo de naipes, con cada carta cayendo en el lugar equivocado. La metáfora visual del desconcierto no solo es provocada por las luces coloridas titilantes y los reflejos erráticos, sino por las duplicidades humanas que emergen. En este ciclo de sospechas y el suspense por descubrir quién pertenece a cada universo, hay una verdad inquietante que resalta: nunca podemos estar seguros de quiénes somos realmente, ni de quiénes son los demás. 



La actuación del reparto, marcada por la improvisación, captura la vulnerabilidad de la desconexión. Emily Baldoni lleva la carga emocional con una gracia que parece casual pero que alberga un gran peso. Su personaje, Em, simboliza a todos aquellos que alguna vez han sentido que no encajan en el lugar donde están. La angustia por habitar una vida que no se siente propia es palpable, un eco del deseo universal de despertar en una existencia mejor alineada con nuestra esencia. 



La magia radica en su habilidad para hacernos sentir al borde de un precipicio, con cada giro y cada puerta abierta llevándonos más lejos de la realidad que creemos entender. La narrativa, al igual que la vida misma, no busca resolver misterios sino plantear preguntas. ¿Somos dueños de nuestro destino, o somos arrastrados por corrientes invisibles de casualidad y decisión? 


Se siente la ayuda evocadora de las pesadillas plasmadas en infinitos pasillos y habitaciones surrealistas e inconexas. Tras cada puerta, miles de campos emergen como permutaciones de la variabilidad instantánea, dejando el peso de la vida al continuo presente, como un reto para la filosofía moderna. Su estilo visual minimalista es la arquitectura visual de espacios cotidianos en laberintos de tensión y significado.




Las sombras y los reflejos no son solo elementos estéticos, sino piezas esenciales en la construcción de un ciclo infinito de posibilidades inalcanzables. La puerta al multiverso se abre, pero nunca nos deja entrar por completo, dejándonos con la frustrante pero cautivadora sensación de que el universo siempre se reserva secretos que no están destinados a ser revelados. 


En última instancia, Coherence nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia. Nuestras versiones chocan, asustadas de encontrar en uno mismo la versión que más tememos... O anhelamos. Como un espejo roto que fragmenta nuestra imagen en múltiples facetas, la película nos recuerda que cada elección es un paso irrevocable hacia un destino que, aunque incierto, es siempre nuestro.  





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