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ANNIHILATION (2018). MIEDO EN LA FORMA

Foto del escritor: antonio mateosantonio mateos


  • Director: Alex Garland

  • Escritores destacados: Alex Garland (guion), Jeff VanderMeer (novela original)

  • Actores: Natalie Portman, Jennifer Jason Leigh, Gina Rodriguez, Tessa Thompson, Oscar Isaac

  • Duración: 115 minutos

  • Temática: Ciencia ficción, horror cósmico, mutación, autodestrucción

  • Inspiración: The Southern Reach Trilogy de Jeff VanderMeer; The Colour Out Of Space de H.P. Lovecraft

  • Productora: Skydance Media, DNA Films, Paramount Pictures

  • Distribuidora: Netflix (Internacional), Paramount Pictures (Estados Unidos)

  • Fotografía: Rob Hardy

  • Efectos visuales: Double Negative (DNEG)

  • Compositores: Geoff Barrow, Ben Salisbury

  • Producción ejecutiva: Andrew Macdonald, Allon Reich, Scott Rudin



Incursión desquiciante en el terror cósmico que tiene la osadía de no explicarse del todo. Este es el tipo de película que parece diseñada para perturbar, no solo por sus imágenes surrealistas, sino por la sensación de impotencia que deja en el espectador, un eco oscuro del universo de H.P. Lovecraft. Y en un mundo donde el horror se suele presentar en términos comprensibles, Garland hace algo raro: nos enfrenta a lo completamente alienígena, a lo indescifrable, y a ese miedo antiguo de que no estamos solos, pero lo que está ahí fuera es más incomprensible de lo que podríamos soportar.


La premisa es aparentemente sencilla: un equipo de mujeres científicas, liderado por Lena (Natalie Portman), se adentra en La Zona X, un área sellada y misteriosa donde las leyes de la naturaleza parecen estar en un estado de metamorfosis constante. Pero lo que empieza como una misión para investigar lo inexplicable se convierte rápidamente en una exploración de la auto-destrucción y la identidad humana. Es una película que parece beber de las pesadillas de The Colour Out of Space, donde la realidad misma comienza a desintegrarse bajo la influencia de una entidad que desafía toda comprensión. Garland, sin embargo, no copia: en lugar de un horror que viene del espacio exterior, aquí lo que aterroriza es el propio proceso de mutación, de cambio parasital.


Visualmente es una joya de imágenes que parecen salir directamente de las páginas más bizarras de un cómic ilustrado por Gou Tanabe. Las mutaciones grotescas, tanto en flora como fauna, remiten a la descomposición de la naturaleza que Lovecraft describía en sus relatos. Hay algo profundamente perturbador en la forma en que se muestra este nuevo mundo: colores brillantes, casi bellos, se mezclan con formas orgánicas retorcidas, creando una sensación de que lo hermoso y lo aterrador están a punto de fusionarse. Todo dentro de La Zona X parece estar en un proceso de fusión, como si la realidad misma estuviera siendo reescrita por una mano alienígena con una nueva paleta de colores.


Una de las escenas más destacables es la del oso mutante. Un momento que encapsula la verdadera esencia del horror cósmico: la presencia de algo que no es solo peligroso, sino que desafía nuestra capacidad de comprenderlo. Un ser que no solo te mata, sino que te consume, te absorbe, y de alguna forma te convierte en parte de él. La criatura grita con la voz de una de sus víctimas, un eco que se queda resonando en nuestra mente. Es esta deformación de la identidad lo que convierte al filme en algo mucho más terrorífico que cualquier monstruo gigante de CGI.


Annihilation también se siente como una meditación visual sobre la autodestrucción. Lena, y cada miembro del equipo, lleva consigo una cicatriz interna que, de alguna manera, se refleja en el caos de la zona infectada. Las mutaciones a las que están expuestas no son solo físicas, sino psicológicas. Es como si el director sugiriera que, frente a la inmensidad del cosmos, los seres humanos son intrínsecamente autodestructivos. Esta idea conecta de forma poderosa con el horror existencial: el verdadero terror no es solo lo que viene de fuera, sino lo que llevamos dentro.


Este enfoque de lo humano frente a lo incomprensible recuerda al cine de John Carpenter, especialmente en Prince of Darkness. Al igual que en esa película, Annihilation nos presenta un mal que no puede ser contenido ni derrotado, solo observado con la esperanza de entender una pequeña parte de lo que estamos viendo. Esa fusión de ciencia y misticismo, de lo conocido y lo desconocido, es una marca del horror cósmico, donde las fronteras entre lo racional y lo irracional son tan finas que apenas existen.


En cuanto al final, donde Lena se enfrenta a una entidad reflejo de sí misma, es pura poesía lovecraftiana (en mi opinión, de las mejores representaciones visuales de un fenómeno así) Aquí no hay respuestas claras, solo una confrontación con lo que podríamos ser si lo que está más allá de las estrellas decidiera reescribir nuestras reglas. Esa secuencia final, que es más una danza que una pelea, refleja un tema recurrente en el cine de terror cósmico: la futilidad del ser humano frente a la grandeza aterradora del universo. No se trata de sobrevivir; se trata de asimilar el caos.


En definitiva,  es una película que se siente como una extensión del horror escrito por Lovecraft, sin necesidad de nombrar a los dioses primigenios. Es un viaje hacia lo desconocido, donde lo extraño se convierte en familiar y lo familiar se disuelve en lo extraño. Nos deja flotando en esa fina línea entre lo humano y lo alienígena, recordándonos que hay fuerzas en este universo que no pueden ser entendidas, solo vividas, y que en esa experiencia reside tanto el horror como la belleza.



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